Tenerte
- Elena Botana
- 2 feb 2017
- 1 Min. de lectura
Todos tenemos a alguien que no tenemos,
aunque suene irónico,
que afirmar y negar no pueden estar juntos,
como nosotros.
Todos tenemos a alguien que no tenemos,
que pese a que creer que sí,
en realidad no.
De esas personas que están ahí porque quieren,
no porque nos pertenezcan.
De esas personas que en cualquier momento pueden irse.
Y aún sabiéndolo,
nos exponemos cada noche al suplicio
de pensar que puede ser la última,
y a la emoción de cada mañana
al ver que estará ahí al menos un día más.
Qué bajón al atardecer,
qué orgasmo al amanecer.
Todos tenemos a alguien que no tenemos,
que trae hojas enredadas en el pelo,
del aire que lo trae y se lo lleva,
que trae cicatrices de otras guerras,
jurando una y otra vez que ya no más,
que ya está.
Que traen mirada impasible,
que ya nada les perturba,
como si supieran algo que el resto no.
Y a pesar de eso,
de los cambios constantes,
del clímax y el tocar fondo,
aún te llamo cada noche,
marcando en el teléfono
el número de besos que caben en tu cuerpo.
Y pasas a buscarme,
-¿Estás lista?
Ay, cariño.
Yo siempre estoy lista,
por si se te ocurre volver,
por si ocurre tenerte,
porque tenerte ya te tienes,
y tranquilo,
que tenerme,
ya me tienes.
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