Una pena
- Elena Botana
- 1 oct 2016
- 1 Min. de lectura
Es una pena.
En especial, tú.
Que no es que la merezcas,
es que lo eres.
Sé que soy todo lo que no perdonaría nunca,
sé que soy un desastre muchas veces,
sé que hay cosas que no sé, o de las que no me percato,
pero era increíble como
ni nublándose mi mirada, te dabas cuenta de que pronto llovería.
Una pena.
Era increíble como llegué a fingir.
A fingir no saber nada,
para ver cómo mentías en todo,
para ver hasta dónde llevabas tus historias de ficción,
para ser una espectadora más de cada una de tus películas.
Y qué envidiosas eran tus mentiras,
que desde el principio quisieron formar parte de nuestra historia.
Una pena.
Pero lo más increíble de todo,
es que te has salido de mis brazos,
pero no de mi corazón.
Porque es espantoso el ruido de un corazón roto,
y aun roto,
ahí sigues.
Y aquí sigo,
preguntándome por qué rompí mi corazón
intentando arreglar el tuyo,
cuando resultó que ni siquiera tenías.
Una pena.
Sin duda fuiste la forma más triste y bonita que tuvo la vida de decirme que no puede tenerse todo,
fuiste la forma más dura que tuvo la vida de decirme que los “te quiero” se dicen con la piel,
y no con la voz.
Aún así, le pregunté al destino por ti.
dijo que sobre eso, en él,
no había nada escrito
Una pena, tío.
Una pena.
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